Dejemos las cosas en claro: no somos independientes porque dependemos de pautas, dependemos de ingresos para hacer esto que tanto nos gusta. No sabemos si llamarlo periodismo, creo que hacemos notas que pueden interesar, notas de todo tipo que les llegarán de manera totalmente gratuitas y sí, tenemos pensamientos formados que queremos expresarlos en este intento de editorial para no llegar al punto de tener que revestir notas o querer moldear la realidad como se suele hacer.
A nuestro parecer, no está mal decir de qué lado estamos o, al menos, de qué lado no estamos. Políticamente hablando nunca seremos funcionales a la derecha, al neoliberalismo, creemos en la libertad del individuo con un estado presente que sea responsable de la educación, de la cultura, de la economía, en generar empleo, en acompañar a las Pymes, si a eso se le llama “progresismo”, creo que lo somos. Estamos en la vereda de enfrente de la meritocracia, de los “emprendedores” multimillonarios, de quienes creen que por levantarse más temprano o trabajar más horas tienen más o menos derechos dentro de una sociedad, de los que culpan a los inmigrantes, de quienes quieren que un chico de 15 años vaya preso sin antes pensar porque lo llevó a eso, de los que piden mano dura, de los desclasados y tantos otros. Sí, estamos en contra de todo eso.
A grandes rasgos, esto es lo que somos, un grupo de comunicadores que quieren pasarla bien con nuestros lectores porque la intención es una sola: comunicar de la mejor manera que podamos.
El Mosquito fue un periódico dominical de características satírico-burlescas creado en 1863 y tuvo algo novedoso como la incorporación de publicidad en pequeños boletines, nosotros “tomamos la posta” para deconstruir lo que más podamos sobre los medios tradicionales, con esto no queremos decir que estamos inventando algo novedoso, existen cientos de medios más ingeniosos, pero estamos tranquilos porque no buscamos ser los mejores, no buscamos la verdad, no creemos en ella, creemos en los puntos de vistas, no vamos a vender felicidad, vamos a dar el suficiente material para que el lector pueda formar su pensamiento o un simple “me gusta o no me gusta la nota” sin tanta vuelta de rosca. Tampoco nos tiembla el pulso en decir que tenemos ciertos límites para la palabra “respeto”, ¿se respeta?, claro que sí, ¿Cuál es el límite?, ponemos claros ejemplos en frases: “a los que cortan las calles que manden Gendarmería”, “a los inmigrantes hay que devolverlos a su país”, “no tienen para comer y se compran celulares”, y tantas otras que no, no vamos a tener respeto. Hoy está de moda decir: “respétame, yo pienso así” y la verdad, si me estás diciendo, por ejemplo: “con los milicos se vivía mejor”, no hay ningún tipo de respeto, por eso, cuidado con el doble filo de la palabra.
La generalización tampoco es buena, pero va a tener lugar en otro capítulo, otra editorial.
Vamos a apostar mucho a la cultura, al arte, a las nuevas voces, también a la política porque es parte de lo diario, de lo cotidiano, de cómo vivimos y no podemos ser ajeno a eso, sabemos que la palabra “política” genera cierto grado de rechazo, pero tenemos una obligación casi que moral (si es que la tenemos) de escribir sobre lo que creemos que está mal. Insistimos, no es la verdad, es lo que nosotros comunicamos.
Sin más, esperamos que disfruten de cada nota, que nos escriban, nos recomienden. Si alguien tiene algo para decir o cree que es interesante para volcar como contenido nos diga y así hacer de todo esto, algo un poco mejor.
Gracias.
